“Din-dan, din-don“. El repelente sonido de la campana me despierta. Qué horas son Déjame ver... El coche de desayuno está aparcado en el lugar antiguo, y muchos estudiantes están yendo a los edificios docentes. Ahora es muy temprano, para mí, para un árbol cerca del edificio dormitorio, también para la mayoría de las chicas del dormitorio.

　　Al final, la chica que siempre se pone ropas negras va al aula llevando una bolsa. En el punto de las 10. Todavía se frota los ojos y parece que su alma todavía no ha salido de la cama. Cuando la vuelvo a ver, camina con su amiga hablando y riendo entre la multitud que se dirige al comedor. Va hacía mí por el camino, yo con la esperanza de que ella no tropiece en mis raíces que sobresalen del suelo esta vez. Uf! Siempre camina sin mirar el camino. Lo que hablan escucho con el viento: los documentos útiles de la tesis son tan difíciles de encontrar; no ha visto a la profesora instructora de tesis ni una vez hasta ahora; el drama coreano que ellas ven recientemente no se ha actualizado; la película The New Mutants se puede ver en internet... De pronto, la veo sosteniendo una caja de almuerzo, sonriendo como un girasol y regresando al dormitorio.

　　Durante estos cuatro aos, voy entendiendo que la vida de las chicas universitarias no puede salir de los programas de televisión, alimentos sabrosos, la ilusión de futuro, bonitos vestidos y perder peso o no.

　　Han pasado cuatro aos. No puedo acompaarla a la sociedad y verla más. Deseo que tenga un futuro brillante.

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